La epidemia olvidada
- Revolución Redactada
- 23 may 2020
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 15 jul 2020

A fines de 2019, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) advertía sobre un nuevo ciclo epidémico de dengue en la Región de las Américas luego de dos años de baja incidencia. Este aumento de casos incluía a países como Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay.
En algunos lugares la llaman la “fiebre rompehuesos”. Larga y dolorosa, la enfermedad de la que nadie habla invade la región. En Argentina, en la última temporada ya se detectaron 38.181 casos confirmados sin antecedentes de viaje. En total, son 41.139 casos en todo el país según el Ministerio de Salud. Ya se superaron los números del mayor pico de casos registrados de dengue en el país, que se había dado en el año 2016.

Los números lo prueban: la temporada 2019-2020 superó la cantidad de casos registrados en la temporada 2015-2016. Fuente: Elaboración propia del Área de Vigilancia de la Salud de la Dirección Nacional de Epidemiología en base a información proveniente del Sistema Nacional de Vigilancia de la Salud
Aún así, la epidemia es silenciada. El coronavirus llegó en forma de pandemia y se registraron 10.649 casos hasta hoy, es decir, menos de un tercio de los casos de dengue en el país.
Los pedidos de fumigación en la Ciudad de Buenos Aires son ignorados por las autoridades a pesar de que los casos aumentan cada vez más. Las guardias se llenan sin dar abasto a la cantidad de víctimas. El dengue ocurre, pero no se habla ni se previene.
Sabemos que hay una diferencia abismal entre los índices de mortalidad de la infección transmitida por el mosquito Aedes aegypti y el coronavirus. Aún así, no podemos ignorar sus consecuencias y permitir que la epidemia siga creciendo.
El riesgo del dengue no nace por la primer picadura del mosquito, donde se tienen síntomas entre 4 y 7 días que luego desaparecen. El problema surge cuando la posibilidad de obtener una segunda picadura aumentan. La infección funciona de esta forma: hay cuatro serotipos de dengue conocidos hoy, de los que en Argentina se registraron mayoritariamente dos (llamados DEN-1 y DEN-4), los menos mortales. Una vez que una persona adquiere un serotipo, queda inmunizada del mismo. El problema surge de la posibilidad de que otro serotipo ingrese al cuerpo porque aumentan las probabilidades de tener dengue hemorrágico, una de las formas más graves de la enfermedad.
Si no se controla la epidemia, si se permite que siga habiendo una mayor cantidad de contagiados y de mosquitos alrededor, esto puede aumentar problemáticamente las chances de un doble contagio.
Entendemos que las prioridades hoy son otras. El problema es que el dengue viene siendo ignorado desde antes de que este nuevo mundo surgiera. Como mencionamos antes, el pico de casos de dengue en Argentina había sido en el año 2016.
El dengue se presenta en los climas tropicales y subtropicales de todo el planeta, sobre todo en las zonas urbanas y semiurbanas por el mismo mosquito que también transmite enfermedades como chikungunya, zika o fiebre amarilla, por lo cual es sumamente peligroso. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), Asia y América Latina son de las regiones más afectadas al día de hoy donde el dengue representa una de las causas principales de hospitalización y muerte en los niños y adultos de dichas regiones. Siguiendo esta línea, mencionan que “se producen 390 millones de infecciones por dengue cada año, de los cuales 96 millones se manifiestan clínicamente” y que “3900 millones de personas, de 128 países, están en riesgo de infección por el virus del dengue”.
A pesar de que existe una vacuna elaborada en 2015 que funciona en personas que ya tuvieron dengue, esta solo se encuentra disponible en países endémicos. Argentina, un país donde las autoridades no toman responsabilidad a la hora de fumigar previniendo la presencia de mosquitos adultos ni tampoco de generar campañas para educar a la población, no entra en esta categoría a pesar del aumento exponencial. A la vez, el mayor aporte de casos está concentrado en la Región Centro (Buenos Aires, CABA, Córdoba, Entre Ríos y Santa Fe) con más de 16.000 casos de dengue autóctonos. En la Ciudad de Buenos Aires, las zonas más expuestas son las más vulneradas. En las villas, no hay ningún protocolo ni ayuda gubernamental a la hora de lidiar con el dengue. Por esto no sorprende que la mayor cantidad de casos se concentren en Flores, Barracas, Soldati, Vélez Sarsfield y Villa Lugano.

Cuanto más aumenta esta epidemia, más afectados se ven los sectores más vulnerables y se generan más probabilidades de contagio. El dengue es la infección sin prensa: no hay difusión ni campañas para prevenirlo. A pesar de las alertas enunciadas por el OPS el año pasado, no hubo caso. Las medidas de prevención no se tomaron. Los contagios aumentaron. Y hoy nos encontramos con un futuro incierto.
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